viernes, 22 de agosto de 2014

La importancia de la urgencia o de como desperdiciar momentos




Vivo en un mudo voraz. Rápido. Urgente. Ya! 
Muchos han decidido emigrar a lugares menos locos. Han tenido mucha suerte... No te das cuenta y caes en las redes de una vida de carreras, obstáculos, prisas, metas,... Menuda mierda, con perdón. El ser humano tiene la habilidad natural de complicarse la vida, y lo hace muy bien. No tiene suficiente con dos. Necesita infinito. Lo que el cuerpo aguante. Como si su autoestima se valorara en función del estrés a la que la someta.

Vivo en un mudo voraz. Rápido. Urgente. Ya!
No hay tiempo suficiente, todo es para ayer. Hemos caído en la trampa. Gracias a las nuevas tecnologías de al uso y a la rapidez informática (no las que ofrecen un adelanto para el bien de la población), hemos conseguido robar ese tiempo que teníamos que ocupar para tomar un refresco con alguien y perder bien bien la tarde sin prisa contando los últimos acontecimientos, disfrutando del paisaje urbano, gozando del momento, haciéndole el amor a la vida, para meternos en berenjenales todavía más angostos. 

Vivo en un mudo voraz. Rápido. Urgente. Ya! 
Incluso nos buscamos escusas para convencernos. Escusas que se escuchan e, incomprensiblemente, se creen. He oído decir que así, cuando tienes un momento idílico como el citado (aunque de diez minutos a lo máximo), lo pillas con más ganas. Vete a cagar! Disfrutamos también más con un polvo de cinco minutos cada tres meses porque lo pillas con más ganas? Vamos, no me jodas! 

Vivo en un mudo voraz. Rápido. Urgente. Ya!
Hemos perdido el norte. No es que no diferenciemos lo urgente de lo importante. Es que simplemente nos hemos olvidado de lo que es importante priorizando siempre lo que nos resulta urgente. Como lo que urge lo hacemos ya, rápidamente tenemos espacio (que no tiempo) para colocar con calzador alguna tarea nueva urgente que hacer, aunque no venga de dos días. Estamos idiotizados. Gente que en vacaciones no tienen tiempo de ir a la playa. Gente con doscientos amigos virtuales que atender urgentemente en lugar de disfrutar con unos cuantos toda la tarde...

Vivo en un mudo voraz. Rápido. Urgente. Ya!
No tengo tiempo, quizás otro día. Tomamos un café, pero cinco minutos que llego tarde. He venido a verte, pero porque voy de camino a una urgencia y me venía de paso. No me paro que me esperan, la familia bien?, besos, te llamo yo. Hemos aprendido a disfrutar yendo de culo. Nos pone cachondos. Somos nuestros propios amos en un juego sodomizante en el que gozamos complicándonos más la vida. Nos hemos olvidado de lo que es tomártelo con calma. Hemos sucumbido a nuestra dualidad. Ya no sopesamos, ya no valoramos...

Vivo en un mudo voraz. Rápido. Urgente. Ya!
No pretendo volver a la prehistoria, ni mucho menos. Pero por un instante me he apartado del chup chup cotidiano y urbano y he observado. Me he parado y he estado mirando desde la barrera, desde la tribuna. Me he sentado en un banco con los sentidos bien abiertos y no estoy en la vorágine. Toda la tarde, sin prisas, con la calma. Solamente ha faltado una cosa: Has faltado tu. Pero seguramente debes andar ocupado. Debes estar liada...

Vivo en un mudo voraz. Rápido. Urgente. Ya!...

       




No hay comentarios:

Publicar un comentario